La Piedra y El Arbol - En Memoria a Omar Ali Shah [100.00%]
y evitaban pensar mediante asociaciones
verbales, frases citadas y hábitos de pensamiento adquiridos, y aceptaban con sicera obediencia lo que sus maestro les aconsejaba.
El resto, la gran mayoría -como es
común-, se reunían en grupos y estaban a veces excitados, a veces deprimidos, pero siempre
voraces y codiciosos como caníbales aunque fuera de una astilla
de atención o de aquello que consideraban que constitutía
su propio bienestar. En realidad, bajo
ese barniz de conducta respetuosa y hasta servil hacia el Maestro, se
escondía un salvajismo tal que, si hubiesen creído que devorándolo
a él o a alguno de sus discípulos avanzados, adquirirían
el conocimiento que alucinaban necesitar, lo hubiesen llevado a cabo sin
dudar.
En su locura mental confundían los
febriles deseos con las verdaderas necesidades.
Tenían toda clase de excusas para
su modo de pensar y actuar, excepto por supuesto, las verdaderas.
Finalmente, luego de muchos años,
uno de este grupo, es decir: el más cobarde de los valientes, el menos digno y por
tanto su cabecilla, se armó de valor para abordar al viejo directamente.
Es que el Viejo siempre se había comportado de manera digna, y
se
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